jueves, 24 de mayo de 2012

Tocando las puertas del cielo, de la mano de Bob Dylan.



Creo que comencé a escuchar a Bob Dylan hace unos seis años, no lo recuerdo muy bien, sólo sé que cada cierto tiempo me entra una obsesión con él que me hace escuchar los bootlegs como si no existiera otra cosa en el mundo. Estos son los discos que más escucho porque son en los que percibo más agudamente el sentimiento con el que interpreta sus canciones. En algunas es tan irónico, en otras se le nota molesto como en “I Don’t Believe You”; cuando de corazones rotos se trata, puede ser tan melancólico como sarcástico, como en “Just Like A Woman” y “She’s Your Lover Now”, y creo que eso hace que, sea cual sea la situación emocional en la que me encuentro, siempre piense en una canción de Dylan que me hará sentir mejor, ya sea porque la adoleció y me duele con él o porque la superó y me da esperanza.

Además, no sé si a ti te pase también pero a veces sólo quiero escuchar una guitarrita acústica y la armónica, tranquilo el asunto como en “A Hard rain’s A Gonna Fall” y otros días prefiero guitarra eléctrica y más escándalo como “Just Like Tom Thumb’s Blues” en el bootleg 4. Dylan tiene las dos facetas, para el humor con el que andes.



Las canciones de Dylan no sólo se adecúan a mi situación emocional actual, lo he escuchado tanto y tan seguido que hay canciones que me llevan de vuelta a pedazos muy específicos de mi vida, buenos y malos. Realmente tengo una conexión con sus canciones que no tengo con ningún otro músico. Hay otras bandas que me gustan, claro, y me gustan mucho pero sus letras nunca serán tan emotivas para mí como las de Dylan.

Después de que comencé a escuchar a Dylan, he visto algunos documentales sobre él y he leído también un poco, como comenzó con un estilo muy folk, con sus canciones de protesta en los sesentas, describiendo y criticando la situación política de estados unidos en sus canciones y después como cambió su guitarra acústica por una eléctrica y lo criticado que fue por eso. Lo he visto en entrevistas, contestando siempre irónica o evasivamente pero la verdad es que, por lo menos conscientemente, no siento que nada de esto haya cambiado la imagen que tengo de él. Si los demás lo quieren o no, lo admiran o no, les cae bien o mal, para mi Dylan son sus letras, su música y cómo me hacen sentir a mí y el hecho es que me hacen sentir muy bien.

Julia Iturbe.

3 comentarios:

  1. Saludos Julia, yo creo que todos maduramos nuestro gusto por el rock cuando logramos entender el gran significado que Dylan aporto a la música y al rock, cambia la forma en la que uno ve el rock, ya no con simple gusto, sino que empieza a entender su significado en unos agitados años a mediados de los setenta. Definitivamente un maestro único que nos dio estupendos trabajos discográficos.

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  2. El arte, en todas sus formas, es muy subjetivo y yo creo que su belleza reside en el sentimiento que provoca en el espectador. La influencia de Dylan en el rock es incuestionable, en el movimiento anti-guerra igualmente y esto definitivamente añade valor a su trabajo como artista pero me remito a lo que dije al principio, en mi opinión el arte debe hacerte primero sentir. La grandeza de Dylan es que puede gustarte desde dónde lo veas, si buscas identificarte con su música y sentir con sus letras (de la época que sean y por la razón que sea), si lo que buscas es un ídolo o una personalidad a quién admirar o ambas.

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  3. Hola, Dylan es un músico que tiene algunas rolas medio pensadas pero definitivamente como suele suceder solo un producto, desde antes que él y después del existen muchas cosas mejores, sobre todo en letras de protesta me parece que el siempre fue muy light, tal vez el apego por cierta época de la música nos hace, hablar de cosas que no las tienen estos músicos o atribuirles meritos que nunca tuvieron bueno pero esto ocurre en este mundo, de la mercadotecnia. Saludos

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